Cuando por una enfermedad del corazón nos tienen que implantar un dai para toda la vida es porque tenemos un riesgo de tener una taquicardia, algunas personas cuentan su caso, como las sienten, que hacen cuando les ha dado la descarga y como notan que se va a producir una
La palabra descarga no deja indiferente
a ningún portador de desfibrilador
automático implantable o DAI. Solo ellos conocen la sensación de
una descarga eléctrica. Una acción que se produce cuando el corazón entra en taquicardia
ventricular, un tipo de arritmia muy peligrosa que puede derivar en una muerte súbita.
Descarga del DAI
Ante una descarga se describen
sensaciones muy diferentes. Muchos personas coinciden en tener una sensación
“desagradable”, especialmente antes y después de la sacudida. Algunos sienten
un mareo, otros no pierden el conocimiento en ningún momento. Algunos lo
describen como un “latigazo” y otros pacientes como un calambre, parecido a una
patada en el pecho, que para muchos se soporta bien. Suele ir precedido
por “dificultad respiratoria, fuertes palpitaciones, dolor en el pecho, y
una mejora inmediata”, nos cuenta Alfonso.
Para Pablo, “la sensación que tienes es como si fueras a toda velocidad y de
repente frenas de golpe. El cuerpo se estremece entero, personalmente yo no
sufro dolor, es más bien impresión y susto”.
Sin embargo, después de la descarga
muchos pacientes sienten dolor en el pechodurante unos días.
También hay descargas pequeñas, como un “ligero desvanecimiento”, que dan
escalofríos y son ligeramente percibidas. Suelen durar poco tiempo (unos 30
segundos).
“La descarga en principio no tiene riesgo,
pero cuando dan taquicardias muy rápidas con bajada de presión se puede
producir un síncope y caer siempre
es un riesgo. Puede pasar en cualquier situación. Pero se tiene más riesgo sin
DAI que con él”, señala la cardióloga, Carmen Ferrer.
Como explica Pablo, “los médicos me decían que en esos segundos me tirara al suelo
para evitar una mala caída, pero el pánico no te deja reaccionar. Sabía que
sufría unaarritmia y esos dos segundos lo
único que pasaba por mi mente era el deseo de que el DAI funcionase. Una vez
abiertos los ojos, lo que sentía era una inmensa alegría porque había
funcionado".
Ante la descarga
Lo que más varía es la actitud ante la
descarga. Algunas personas lo viven como algo positivo porque cuando el
desfibrilador interno actúa parando la taquicardia. Saben que el
dispositivo de cardioversión les está salvando la vida y lo aceptan. “No me ha dado ninguna descarga en dos años que llevo con él. Me
lo pusieron por un síncope del cual recupere sola. Siempre se vive con el miedo de que te dé la
descarga, pero también tienes que pensar que es para salvar tu vida, y darle
las gracias”, nos explica María una portadora de DAI.
Pero para otros a veces es difícil
aprender a vivir con él: sienten pánico solo al nombrar el tema. “Durante un año me daba pánico que funcionara el DAI y me diera
una descarga. Ahora lo tengo menos presente. Pero que me pueda dar una
descarga, a día de hoy me sigue preocupando”, nos cuenta José.
La incertidumbre
Lo que da más miedo es la incertidumbre.
Las descargas siempre cogen por sorpresa. “No saber que te está pasando
es lo peor. En ese momento crees que te mueres”, comparte
Julia.
Para Pablo “lo que sentía era pánico, como un tigre agazapado en los arbustos
que nunca sabes cuándo te atacará. Las arritmias ventriculares eran
impredecibles, y sabía que perdía el conocimiento en dos segundos, con lo que
miraba siempre por donde iba, si había escaleras, etc”.
“Yo había tenido dos descargas aisladas y
no me daba miedo. Me daba un pequeño mareo y la descarga me recuperaba
inmediatamente. Hace unas semanas tuve siete descargas seguidas y ahora le
tengo pánico. No sé cómo voy a reaccionar cuando tenga otra”, nos dice Sandra.